Muñecas rusas (o el Proyecto Bradbury)

Para mí, el Proyecto Bradbury empieza como un juego de muñecas rusas. Primero está la muñeca pequeñita, que es esta reflexión del guionista Juanjo Ramírez Mascaró en su entrada Hacer tus propias cosas, conservar tu alma:

«(…) He llegado a la conclusión de que necesito escribir cosas propias para conservar mi alma, para no borrar mi identidad. Cuando escribes guiones para televisión o cuando escribes cine por encargo, es muy fácil olvidar quién eres. (…) Por eso defiendo la idea de que el guionista escriba sus propias cosas. Guiones, novelas, cuentos, cómics, microteatros. Da igual qué».
Luego está la muñeca un poco más grande, que es el guionista y colaborador de Yorokobu Javier Meléndez Martín:
«Juanjo tiene razón. Hace tiempo que no escribo nada propio. Necesito «conservar mi alma». Pensando en ello, una frase de Bradbury reaparece en mi cabeza:

«Escribe un cuento corto cada semana. No es posible escribir 52 cuentos malos consecutivos».

52 son muchos. Asusta un poco. ¿Y por qué no un cuento corto de aquí a fin de año? Es un objetivo alcanzable. Y pensé que para no echarme atrás quizá sería una buena idea publicar en un blog cada uno de los cuentos a medida que surgiera. Y pensé, ¿por qué no buscar compañeros en el viaje?

Proyecto 1/4 Bradbury comienza el primer lunes de octubre, día 5. Es 1/4 Bradbury porque se trata de escribir una cuarta parte de 52 cuentos. Sí, 13 cuentos a partir del 5 octubre, hasta fin de año.

Me he puesto unas normas:

-Escribir un cuento nuevo cada semana comenzando a escribir el primero el día 5 de octubre.

-Comenzar a escribir un lunes y publicar antes del domingo de la misma semana. (El año acaba un miércoles y será cuando acabe el proyecto).

-No hacer trampas. Un cuento nuevo cada semana. Ni rescatado ni retocado. Es un reto creativo.

Quiero que me acompañes en el Proyecto 1/4 Bradbury (13 cuentos, 13 semanas), que hagas tu blog y me pases la dirección para enlazarlo. Quiero que leas mis cuentos (si te apetecen) y yo tener la oportunidad de leer los tuyos. Lo importante es el reto: probarse uno mismo: conservar el alma.»

Y al final está la muñeca grande, que soy yo, que le tomo la palabra y me apunto al bombardeo. Porque necesito escribir, porque me permite poner mi nombre al lado del de Bradbury y eso da gustito y porque alguien tiene que desmentir al maestro en eso de que no pueden escribirse 52 cuentos malos.

Si quieres ser la muñeca rusa grandota y bien pintada, apúntate, nos enlazamos y nos leemos. Como dicen las yayas ante un curso de informática en el centro cívico del barrio: «apúntate nena, que es gratis!».